Algunas palabras y posiciones desde Refractario sobre el asesinato de Kevin Garrido y sus consecuencias
Desde un comienzo hemos decidido cubrir las distintas muertes en prisión, las entendemos como parte del sistema de control al interior de las cárceles. Es así como las peleas y cuchillas fomentadas, utilizadas y permitidas por los carceleros, se han transformado en un medio eficaz para controlar el hacinamiento, mantener a los presos concentrados y preocupados por sobrevivir y finalmente transformar esta dinámica en una método de control y sometimiento de la población carcelaria. En chile las prisiones se caracterizan por aquella mortuoria dinámica, donde la autoridad, la humillación y finalmente el aniquilamiento están a la orden del día, no siempre de la mano de los carceleros sino que eficientemente por parte de otros presos.
Frente a esta realidad, desde hace años que venimos insistiendo en la necesidad de tomarle la importancia a estos hechos, de considerarlos como parte del engranaje carcelario y de dominación. Hemos señalado en más de alguna oportunidad que las cuchillas tienen que apuntar contra el carcelero, su disciplina interna, su represión, que los filos sirvan para asegurar fugas y motines, siempre de parte de lxs insumisos en prisión. Pero no somos ingenuos, sabemos que una cosa son los deseos que podamos tener y otra es la realidad cotidiana de la prisión, pero no por eso dejaremos de posicionarnos frente a esta realidad tan tristemente palpable para lxs prisionerxs y sus entornos.
Entonces cuando hablamos de centros de exterminio, no nos referimos a alguna metáfora o frase grandilocuente para llamar la atención. Nos referimos específicamente a situaciones como esta. Basado en ciertos datos (que bien pueden ser dudosos) se sitúa a las prisiones chilenas como las más sanguinarias de lationamerica, llegando a superar las prisiones de Mexico, Brasil o el Salvador. A diferencia de lo que se cree la tasa de homicidios internos es inversamente proporcional a las grandes tasas de homicidios afuera en la calle, un elemento a considerar. Los números son impresionantes y las cárceles en Chile parecen ser verdaderas maquinas mortuorias para matar personas…para ejemplificar solo basta con recordar la masacre de 81 presos y los muertos que diariamente se producen al interior de las cárceles. En este mismo momento algún preso está siendo atravesado por una cuchilla en alguna prisión, los carceleros haciendo la vista gorda o cuando no celebrando y apostando por quien será el vencedor, mientras que la enfermería teñida de sangre espera recibir un nuevo fallecido….Las cárceles de hoy son los campos de concentración de ayer.
Pues en esta abrumadora realidad han debido maniobrar distintos compañerxs en prisión, desde los 80, 90, 2000. No siempre recluidos en módulos apartes o segregados, la convivencia con el resto de los presos ha sido un escenario de continua fricción donde el respeto se ha ganado con acciones y distancia de dinámicas nefastas, pero también con varios heridos y muertos, en una historia bien poco conocida de la “prisión política”.
En toda esta vorágine el 02 de noviembre Kevin Garrido, condenado por colocación de artefactos explosivos, cae apuñalado a manos de otro preso. Una realidad de la cual sencillamente no podemos permanecer indiferentes, un hecho que sacude el escenario de prisión y modifica lo ocurrido en los últimos años con respecto a compañerxs en prisión.
Ante esto se hace necesario realizar unas aclaraciones frente a Kevin, varios ya se han posicionado o incluso nos han emplazado ( 1 y 2). Pues nosotros mantenemos la postura levantada en un comienzo, y a más ahondamiento, la profundizaremos. Por respeto a Kevin y su vida, no nos interesa falsificar sus posiciones (Aunque sabemos que este debate poco le importaría). Si bien Kevin tránsito por posiciones antiautoritarias y anárquicas, durante el último periodo evidencio su rechazo a ser catalogado como “anarquista”, además de mostrar su simpatía con la tendencia ecoextremista y resaltando elementos del ataque indiscriminado e inmoral. Esto no es nuevo, se desprende sencillamente de leer los comunicados que en su momento fueron difundidos (ver aquí). Insistimos por respeto a su vida, no podemos decir que era algo que el mismo no se definía, no somos hipócritas ni falsificadores.
Como Refractario nos situamos desde la tendencia anárquica, informal y negra, no lo hemos negado y así hemos decidido enmarcar los pasos de este proyecto. Esto no quita mostrar nuestra solidaridad con compañeros de otras tendencias, así lo hemos hecho con comuneros mapuche en guerra, subversivos, antiautoritarios o frente a la realidad minoritaria de insumisxs en prisión. No será el momento de hacernos los desentendidos con los abiertos conflictos existentes con la tendencia ecoextremista en general, la cual rechazamos coincidiendo con varias críticas que se han levantado desde posiciones anárquicas por parte de compañeros en prisión, grupos de ataque o publicaciones (tanto al ataque indiscriminado, las posiciones misantrópicas, la religiosidad, misticismo y etc). No son posiciones diferentes dentro de un amplio entorno revolucionario o antagónico, sino que divergentes. Ya se ha repetido hasta el cansancio por ambos lados: “no somos compañerxs”. No nos interesa transformar estos espacios en una dinámica de réplicas y debates virtuales, con quienes realmente no nos interesa debatir y pareciera ser que se alimentan de estas discusiones.
Pero, no nos confundimos en este sentido. Lejos de las posiciones ecoextremistas y evidenciando las diferencias que manteníamos con Kevin por su simpatía. No podemos ser indiferentes ante lo ocurrido aquel 2 de noviembre, sus consecuencias y el entorno que ha rodeado esta situación.
Ayer las cuchillas fueron utilizadas y han cobrado una vida dentro de la prisión. Hoy más que nunca se hace necesario responder y contribuir a que la solidaridad revolucionaria con lxs prisionerxs de la guerra social se haga real, concreta y papable, para así ir forjando entre todxs (adentro y afuera) un caminar revolucionario dentro de las cárceles, de confrontación y también sobrevivencia.
Marcar la necesaria distancia con las posiciones de Kevin y no buscar falsificarlo no puede transformarse en invisibilizar o permanecer indiferente ante lo ocurrido y las consecuencias de su asesinato. Hablamos de lxs compañerxs que se encuentran hoy en prisión, en el CAS, en la Sección de Máxima Seguridad y la ex – Penitenciaria, y también, ¿porque no decirlo? de lxs compañerxs que vendrán.
Creemos que es importante continuar forjando redes anticarcelarias, aportar entre todxs para hacer frente al carcelero, al engranaje jurídico o a presos con ansias de autoridad. A agudizar nuestra critica al sistema carcelario, no solo desde lo teórica sino también desde la multiforme praxis no puede ser solo tarea de lxs compañerxs en prisión (aun cuando su voluntad es fundamental) sino de todxs quienes rechazamos las prisiones y al mundo que las necesita.
“Si bien la solidaridad resulta siempre importante -en todos los aspectos-, no podemos quedar conformes con muchas de las acciones que se levantan en apoyo a nuestrxs afines, aunque son siempre necesarias. Creemos que una parte importante de reconocerse como un revolucionarix, es estar dispuesto -como lo están ellxs- a atacar al aparato estatal y al capital. De esta forma, creemos que la solidaridad debe trascender a las palabras, forjarse en ataque y así transformarse en acción constante en contra del orden. Porque, el reconocimiento de la afinidad va acompañado de complicidades y vivencias, que crean un lazo inquebrantable entre anónimxs.”
– Conspiración Internacional por la venganza/Célula deflagrante Gerasimos Tsakalos-
¡Solidaridad insurrecta y anárquica con lxs prisionerxs de la guerra social!
¡Porque un muerto en prisión es un asesinado por el aparato estatal!
¡Por la destrucción de todas las prisiones!
-Refractario-Noviembre 2018